Aquí están las cinco capturas de esta semana que pueden merecer tu tiempo:
Películas
Mommy. Xavier Dolan
Tal como éramos. Sydney Pollack
Libros
Poesías en Casarsa. Pier Paolo Pasolini. Traducción de Mario Colleoni
Biografía de la luz. Pablo d’Ors
Pinturas
Manolo Quejido. Exposición en el Museo Reina Sofía
Me obligué a ver las dos películas que me recomendó una chica desconocida aprovechando que mi cuerpo se encontraba inmerso en un estado griposo como hacia tiempo que no acontecía. Primero, sin demasiada fe, me puse “Tal como éramos” y al principio pensé que la experiencia duraría muy poco y que nunca más podría obedecer a una recomendación anónima. Nada, al final aguanté como un auténtico campeón y la película no me desagradó. Tiene su punto y lo encuentras en la relación de ese par de artistas que derrochan un estilo clásico a pesar de su aparente tendencia a querer parecer progresistas y modernos en todas sus aristas. En una de sus discusiones ideológicas dicen:
“- ¡No me estoy enfrentando al mundo, Habel ¡Estoy defendiendo algo en lo que tengo fe! ¿No te pone enfermo oír a Bissinger ridiculizar a esos hombres llamándolos mártires porque tienen valor y él no? ¡Para defender sus principios, para defender sus derechos, los derechos de él y los tuyos!
- ¿Defender mis derechos? ¿Qué derechos defienden? ¡No tenemos derechos en este país! ¡No hay libertad de palabra y nunca la habrá!
- ¡Nunca la habrá si la gente no está dispuesta a luchar por ella!
- No la habrá porque la gente tiene miedo esto no es cosa de estudiantes, es verdadera política Katie, y es estúpido y peligroso.”
El caso de “Mommy” es distinto del anterior. La película me sedujo desde el inicio. La única pega que le puse fue con el casting de actores y actrices aunque debo reconocer que me fueron ganando poco a poco a medida que avanzaba la película. El director la clava en todo momento, con la historia, el lugar donde decide situar la cámara, el formato, los ángulos, la luz… Todo está (o me parece a mí) en su sitio. Lo único, eso, lo del reparto, y tal vez, algunos diálogos que siento que no acompañan la propia narración. Así, de la película quería compartir con vosotros una imagen que cuando la veáis, está en Filmin, lo entenderéis todo.
“Poesías en Casarsa” es un libro de poemas de Pasolini que leí gracias a la bella traducción que ha realizado Mario Colleoni. Iba a poner Mario Pasolini por la traición del maldito subconsciente. Yo creo que a Mario no le hubiera importado. Hasta le hubiera encajado. Lo cierto es que hablé con Mario para el podcast, pero todavía no he publicado la charla porque me puse enfermo y sigo con la voz ronca, muy ronca. El poemario de Pasolini es una delicia. El trabajo de Mario lo acompaña. Y yo, como humilde servidor, os comparto uno de los poemas (en la versión de su primera etapa) que más me gustó:
¡AY DE MÍ, JOVENCITO!
Ay de mí, jovencito, la memoria
nace del olor que la lluvia
hace exhalar a la tierra.
Nace la memoria
de hierba viva y de canales.
Al fondo del pozo, Casarsa
—como el rocío en los prados—
tiembla de tiempo antiguo.
Allí abajo yo vivo de piedad,
lejano muchacho pecador,
en una risa desconsolada.
Ay de mí, jovencito, serena
mantiene la noche su sombra
sobre las viejas murallas y en el cielo
la luz nos ciega.
Estoy leyendo varios libros sobre espiritualidad, versión trabajada, pero de momento solamente quería compartiros un libro del que ya os hablé hace tiempo cuando Pablo d’Ors se pasó por el podcast para hablar de su gran hit “Biografía del silencio”. En “Biografía de la luz”, Pablo escribe cosas tan bonitas, tan profundas, como esta:
“La escucha de la propia consciencia no prescinde de la cultura, al contrario, la acoge y la redimensiona.”
El libro es una delicia, una relectura de los evangelios para la propia búsqueda espiritual. No sé si estás en ese momento, pero en todo caso es un ensayo que por lo poco te hará reflexionar sobre tu historia y sobre tu ser. Ahora ya decides si leer algo un poco diferente.
Por último, mi aventura artística tuvo su primera parada con la Fundación de amigos del Museo Reina Sofía. La semana pasada nos citamos en el Retiro, en el Palacio Velázquez, para visitar la exposición “Distancia sin medida” de Manolo Quejido. No es el tipo de arte que más me gusta. Yo es que tiendo a lo clásico. También en el arte. Sin embargo, la exposición no está nada mal. Primero, el espacio es cojonudo. Nunca había estado en esa sala y me pareció muy apta para acoger todo tipo de exposiciones. Segundo, tal sala cierra en 17 de mayo y no saben cuándo la van a abrir y si cuando la abran se cederá el uso al Reina Sofía o servirá de almacén para los cárteles electorales. Es una incógnita, pero según comentaron hay temas políticos y de cesión que no están del todo claros. Y, último, lógicamente, la exposición termina el 16 de mayo. Así que si queréis ver cosas parecidas a esta…
… ya podéis ir corriendo al Retiro antes de que os cierren.
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Alexis Piquer